“Los hombres pueden domesticar al león, pero los Dioses no
permitirán que pierda su naturaleza de león”
Akuantamos Komopodemos. Poeta disidente troyano que se unió
a las tropas de Agamenón cuando observó que del caballo no salían chucherías
precisamente.
Un gran saludo amados lectores de este sencillo blog. No es
casualidad que haya comenzado mi entrada con esta frase de un poeta griego
porque lo sucedido el sábado refleja con total similitud el significado que el
clásico nos quiere transmitir.
El sábado se celebraba la Jornada de Movilización por la Vía
Verde que une nuestra ciudad con Castejón del Puente y que diversos colectivos
de Barbastro quieren impulsar. Pidieron colaboración al Club Atletismo
Barbastro y como somos solidarios y conocemos lo que cuesta organizar cualquier
evento por simple que parezca, allí que nos encaminamos algunos miembros de La
Vieja Guardia junto a Presi Torres para dar todo el apoyo necesario y más que
nos hubieran pedido. Pero ¡ay! incansables lectores, cuando preguntamos, por
simple curiosidad, si el camino estaba balizado o marcado para poder recorrerlo
y disfrutarlo en su totalidad, los miembros de la organización, seguramente
envueltos en la vorágine de un evento que aún es novel, nos contestaron que no
había nada marcado y que teníamos que buscarnos la vida.
¡Buscarnos la vida! Esa frase fue el desencadenante que
despertó a la bestia competitiva que subyace dentro de cada uno de nosotros.
Porque La Vieja Guardia quizá no participe en tantas carreras como otros socios
del Club, pero donde hubo fuego siempre queda rescoldo y eso es así y todo el
mundo lo sabe.
Nos reunieron a todos para hacernos la foto de grupo que
adorna los diversos artículos escritos en los distintos medios de comunicación
para conmemorar el acto y dieron la salida.
Foto general del grupo. A la izquierda estamos nosotros nerviosos perdidos. |
Los primeros en tomarla fueron los senderistas que se
encaminaron disciplinadamente por las antiguas vías del tren hacia el polígono.
Nosotros, con los nervios a flor de piel, salimos junto a los ciclistas, de los
cuales nos separamos en cuanto ellos doblaron por la Feria de Muestras para
hacer un pequeño recorrido urbano. Javier Subías y José María Andreu, más
avezados en salidas no competitivas los siguieron tranquilamente. ¿Por qué no
fuimos capaces de hacer lo mismo y ahora estaría escribiendo estas líneas sin
el sinsabor que me atormenta?
Nosotros no fuimos por la vía del tren, sino por la
carretera. Acostumbrados como estamos al asfalto, pronto olvidamos la razón que
nos había llevado hasta allí y elegimos el camino más corto. Alcanzamos a los
senderistas en el barrio de San Valentín, mientras estaban disfrutando del
aprendizaje de cómo se pasa de uno en uno por debajo de un árbol caído en medio
del camino y que nadie había previsto. Lo normal hubiera sido quedarse para
compartir ese aprendizaje, pero no, saludamos correctamente, que la educación
nunca está de más, y seguimos hacia el primer punto de encuentro como si
tuviéramos premio en la llegada.
Cuando aparecimos en el polígono nadie nos esperaba tan
pronto. No había nada preparado y tampoco había excesiva prisa en prepararlo
porque llegábamos con más de una hora de adelanto.
Sacando pecho en el polígono por haber llegado primeros. ¡Qué pobres! |
¿Pensáis que nos quedamos a esperar a todo el mundo para
hacer amistad y confraternización? Efectivamente, nos avituallamos con un poco
de agua que amablemente y sin ninguna obligación nos ofrecieron, y sin ser
capaces ni siquiera de tomarla allí mismo para hacer aprecio, nos hicimos la
foto de rigor para demostrar que estuvimos en el punto y partimos raudos y
veloces hacia Castejón del Puente, segundo punto de encuentro.
A estas alturas de la crónica huelga decirte, avispado
lector, que como bien supones elegimos la carretera antigua -todo asfalto- para
llegar cuanto antes a nuestra particular meta. Corrimos por la vía de servicio
paralelos a la actual carretera y sólo en los kilómetros finales nos internamos
por caminos para llegar a Castejón por “la vía verde”
Si en el polígono no nos esperaban tan pronto, en Castejón
no había nadie que supiera nada de esta jornada. Sólo en el bar de las piscinas
supieron darnos los puntos de encuentro pero sorprendidos de que apareciéramos
con más de dos horas de adelanto. Y es que el encuentro en Castejón estaba
previsto para las 13:00 horas en adelante y nosotros hicimos acto de presencia
cuando apenas eran las 11:00. Nos habíamos comido el recorrido dejándonos
llevar por la prisa y el ansia competitiva en lugar de buscar la tranquilidad y
el regocijo de un camino rodeado de bucólicos viñedos, almendros y campos de
cereales en plena eclosión primaveral.
La foto de rigor en el parque de Palomares y sin nadie a la vista. |
Solos en el parque de los Palomares, sin nada ni nadie que
nos diera la bienvenida, nos tomamos otra foto para dejar nuevamente constancia
de nuestra llegada y como esos alpinista que en cuanto han hollado la cumbre y
se han hecho la foto de rigor han de darse media vuelta para que no les coja el
mal tiempo o la noche a la intemperie, así dejamos Castejón del Puente, sin el
más mínimo deseo de esperar a ciclistas y senderistas y culminar una jornada
que ante todo se preveía como festiva y que nuestro egoísta comportamiento
estaba trocando en triste y amarga.
Aunque la mayoría del recorrido fue asfalto también hubo "Vía Verde" |
Enfilamos rápidamente por donde habíamos venido con la
remota esperanza de encontrarnos de frente con el resto de participantes pero
al optar por el mismo camino a la inversa, es decir, asfalto puro y duro,
llegamos al polígono de nuevo sin ver un alma. Otra decepción que sumar a las
ya recibidas fue que allí no supieron darnos razón de dónde podrían estar los
participantes de la marcha en esos momentos.
Tomamos dirección a Barbastro y cuando pasábamos frente al
camino de las Baldorrias las huellas de bicis y zapatillas internándose en él nos
abrieron los ojos: No se trataba de llegar primero sino de saber llegar, como
dice el famoso corrido mejicano.
Ya era tarde para subsanar el error así que sin ganas de
correr decidimos seguir andando mientras oíamos a la sirena dar las doce del
mediodía.
Nos refrescamos en la fuente del Centro de Congresos y nos
fuimos cada uno a su casa meditando sobre el poco ejemplo que como deportistas
dimos dejándonos llevar por un sentido insano de la competición.
Refrescándonos a la llegada y con la decepción en las miradas. |
Hasta pronto amigos y espero que la próxima entrada refleje
un comportamiento más edificante por nuestra parte.
P.D: Si en el parque de Palomares estábamos solos...¿De quién es el dedo que aparece en el ángulo superior izquierdo de la foto?
Que buena entrada tocayo y que correcto!..no te miento si me ha entrado "mal cuerpo" cuando la he visto escrita...jejeje. Todo lo demás queda para nuestras "charradas" dominicales, ok?, Un abrazo!
ResponderEliminarNos perdieron las ganas de llegar enseguida. La próxima vez lo haremos mejor.
EliminarEl único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada. Y Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso de nuestra ignorancia. Para nada tu caso. Gran entrada. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarHola Javi,
EliminarGracias por el apoyo y la comprensión.
Un abrazo.
Yo creo que lo importante era ir y fuisteis. Supongo...
ResponderEliminarTienes razón Paco, hay que quedarse con lo positivo.
EliminarUn saludo