SAN SILVESTRE, 5000 METROS EN 72 HORAS

No amigos, no. No echéis cuentas para ver qué ritmo llevaba en la San Silvestre que no va por ahí el significado del título.

Aparte de la importancia que tiene un título de cara a la posterior lectura del resto de la entrada, en este caso lo que viene a reflejar es el tiempo que he tenido esta carrera entre ceja y ceja.

Todo empezó el viernes 30 a las diez de la mañana. La noche anterior había recibido un mensaje de Presi Torres que convocaba a todos los miembros de la Junta del Club disponibles, para el día siguiente a esa hora en el Hiper Simply, antiguo Sabeco, donde recogeríamos los lotes navideños que se iban a entregar a los ganadores y participantes de la San Silvestre.

Acudimos puntualmente a la cita Jesús Ronsano, Presi Torres y servidor. Cada uno con su vehículo y los tres enculados; los coches, por supuesto; hacia la salida de mercancías del conocido establecimiento. Al poco, una puerta roja que comunica directamente con el almacén principal se abre y aparece un operario conduciendo una carretilla elevadora cargada con un palé de cajas de sidra La Asturiana, muy refrescante y espiritosa, por cierto, seguido de otra operaria con un traspalé cargado de turrón de chocolate Auchán, nutritivo y sabroso como pocos, y todas las cestas que componen los distintos premios a los ganadores de la última carrera del año.

Tras quedarnos los tres con cara de póker, para disimular nuestra estupefacción por el volumen de lo entregado que no sabíamos si iba a caber en los tres coches, Presi Torres, con su habitual educación y simpatía innatas, se dirige al responsable de Hiper Simply, antiguo Sabeco, y le pregunta: -¿No vienen embolsados?- A lo que el responsable replica: -Nadie ha comentado nada.

Nos miramos, nos despedimos, nos remangamos y a cargar los coches que hay faena para rato: Estas cajas aquí, estas allá, tú lleva las cestas, tú lleva la sidra, arranca que nos vamos a embolsar. Estamos el resto de la mañana embolsando con la ayuda de Jairo Ronsano y aún queda faena para la tarde. Dejamos parte de las bolsas en el Club porque por la tarde hay que empezar con la entrega de dorsales. Por la tarde terminamos de embolsar y nos emplazamos a las 20:00, la hora convenida, para comenzar con los dorsales.

Aparezco a las 20:00, la hora convenida, y allí no hay nadie. Como tengo la llave, abro y paso. No bien he dado la luz y ya llegan los primeros interesados en recoger el dorsal. Con muy buenas maneras les invito a que vengan un poco más tarde, porque yo no estoy al cargo y no puedo ni atenderles ni entretenerles de una forma amena para que la espera se les haga más llevadera. A las 20:05 llega Enrique Altemir, que es el encargado de los dorsales y empieza a desplegar toda la logística que trae consigo, pero enseguida llegan nuevos participantes y comienza una entrega de dorsales que convierte el Club por momentos en el Camarote de los Hermanos Marx, como ya ha apuntado certeramente otro bloguero de estas latitudes. A las 22:00 damos por concluida la entrega previa, aunque para no faltar a la verdad desde las 21:30 aproximadamente no ha pasado nadie. Cerramos y encaminándome a mi hogar Presi Torres hace uso de su dispositivo de comunicación portátil, su móvil, y me invita a recorrer los alrededores de Barbastro al día siguiente junto a los ilustres blogueros del Somontano Sr. Ornitorrinco y Javi Subías, además del cada día más potente Pedro Cabrero. Como no podía ser de otra manera, agradezco la invitación y me sumo ilusionado al grupo.

Excelente salida matinal para preparar la san Silvestre.

Sábado 31, 8:30 de la mañana. Junto a la rotonda de las Huertas me encuentro con los demás corredores y emprendemos una amena salida que entre risas, comentarios cinéfilos, deportivos y hasta fúnebres hace que los 18 km de duración se me pasen en un plisplás. Nos despedimos y con Presi Torres quedamos para las 16:00 en el local.

Ducha, últimas compras de Nochevieja, comida y ya es la hora. Al local.

Llego sin coche, me gusta ir andando a los sitios sobre todo si están cerca, y una mirada entre nerviosa e inquieta del presidente me lo dice todo: a casa a por el coche. Cuando vuelvo, ya hay más coches, pero en todos metemos cosas, no sobra ninguno. Al Coso y a montar.

Como ya he explicado alguna vez, desplegamos nuestra experiencia y saber hacer en esto de preparar salidas y aunque parece que nos va a coger el toro, antes de la hora está todo a punto. Yo hace un rato que voy detrás del Presi haciéndome el tonto para que me diga que me puedo ir a casa a cambiar para participar en la carrera. En cuanto lo insinúa, salgo como alma que lleva el diablo. Me pongo el disfraz que acordamos con los de La Vieja Guardia, de jugadores de fútbol americano y que esta semana he elaborado en casa, y para la carrera. Me junto con Jose Luis, que al final lo ha cambiado por un gorro de Papá Noel, muy propio de estas fechas, y chino chano llegamos al Coso.

The Old Guard.

Si no fuera porque los pequeños todavía están corriendo, en lugar de una carrera parece que llegamos a una quedada de disfraces, porque los hay por doquier. Algunos está más elaborados, otros menos, unos van en grupos numerosos, otros van solos, pero el ambiente es de un festivo-contagioso que sobrecoge. Se supone que hay corredores que vienen a disputar la prueba, y algunos muy buenos como los vencedores masculino y femenino, pero de momento sólo veo, o sólo atino a ver, a los que vamos a divertirnos. Me uno a nuestro grupo, de cinco nos hemos disfrazado tres. No pasa nada, el año que viene ya se animará el resto. Los jamaicanos van de animadoras y cada vez que nos cruzamos sus gritos de júbilo nos suben la moral, así da gusto.

Los mismos, pero Manolo sigue agachado y el fotógrafo no lo ha visto.

Corriendo para conseguir un ensayo.

Llamada del speaker y a la salida. A la hora convenida disparo y a correr toca...¿a correr toca? ¡No se mueve nadie, es la salida más lenta que he visto nunca, estamos 300 y parece que seamos 30000! Poquito a poquito, andando despacito avanzamos los primeros metros y me doy cuenta del espectáculo formado a nuestro alrededor: el Coso a rebosar de gente animando y aplaudiendo, la calle General Ricardos tres cuartos de lo mismo, y sólo los tramos más estrechos, como la calle San Bartolomé estaban libres de animación. Esto no es correr, esto es saludar al público, reír, posar para los múltiples fotógrafos, comentar con otros corredores, dejar paso a los que disputan para no estorbar, animar a los principiantes para hacerles menos pesado el recorrido... En definitiva, esto es otra manera de vivir el deporte. En esta carrera de San Silvestre en Barbastro es donde más se aúnan los principios del corredor popular: el lúdico-festivo y el deportivo.

Llegada a meta

Llegados todos a meta, se procedió a la entrega de premios y por último a la rifa de una completa cesta de Navidad, novedad de este año, que hizo que la mayoría de participantes nos quedásemos hasta el final. Y a pesar del frío, que iba aumentando conforme pasaba la tarde, el ambiente durante la rifa recordaba a los bingos que se celebran en las fiestas de los barrios durante el verano. Entregada la cesta, el Coso se vació al instante y nosotros volvimos a demostrar nuestra eficacia dejando todo limpio como si no hubiera pasado nada en un periquete. Despedida, buenos deseos para el año Nuevo y cada mochuelo a su olivo.

Ducha, cena, uvas de la suerte, besos y abrazos, Especial Fin de Año en la TV y el abrazo de Morfeo me acunó casi con al última campanada.

Esperando la rifa por si cae algo.

Domingo 1 de Enero, 8:00 de la mañana, suena el despertador y me veo con ánimos para levantarme. Té verde, mandarina, plátano, wc y a correr. Ayer quedamos La Vieja Guardia para salir hoy a estirar las piernas después de la carrera. Por si hay arrepentimientos de última hora me he puesto la radio en el bolsillo. Miedo infundado, antes de llegar a la sede del Club, el nuevo punto de salida, ya veo la inconfundible figura de Aurelio viniendo. Mejor, porque en días como este apetece correr acompañado. Enseguida llega Manolo Escala, que ha pasado por la Zona Cero de la marcha nocturna barbastrense, y nos pone al corriente de cómo está el ambiente postnochevieja. Arrancamos hacia la Boquera con la intención de hacer unos 10 km tranquilitos y relajantes y nos toca oír los ánimos y requiebros que desde un coche nos lanza una jovenzuela que no acaba de entender nuestra afición matinal.

Cumplimos el recorrido previsto y quedamos para el día 2, también festivo, para seguir luchando contra los depósitos de grasa acumulados que estos días encuentran compañeros propicios en asados, turrones, polvorones y demás viandas que nuestra variada gastronomía nos ofrece.

Lo dicho, 72 horas sin quitarme la San Silvestre de la cabeza. Y lo peor es que ya le estoy dando vueltas a la cabeza para el disfraz de la próxima. No tengo remedio.

No quiero despedirme sin darle las gracias al Sr. Ornitorrinco y a Jamarclau por pasarme las fotos que ilustran esta entrada.

Gracias Paco, que cumplas todos tus deseos para el año que ha entrado.

Hasta pronto amigos.

Yo he escrito una crónica, pero aquí abajo hay más y mejores:

CRONICA DE RAFA

CRONICA DEL SR. ORNITORRINCO

CRONICA DE JAVI SAM

CRONICA DE JAVI SU
CRONICA DE AGUS
CRONICA DE PRESI TORRES
CRONICA DE MARTIN